Lucinda tiene 75 años y 38 de ellos los ha dedicado 100% a su hijo. Felipe nació con severos daños neuronales, producto de una mala utilización del fórceps al momento del parto. Quedó con 75% de discapacidad mental, sin poder hablar y con constantes episodios de epilepsia, lo que se traduce en un grado de dependencia absoluta. Nunca conoció a su padre, ya que éste no estuvo presente ni al nacer ni en ningún momento de su crecimiento. Solo Lucinda fue quien le ha brindado permanente protección y cariño.

“Lo lavo, lo baño, lo llevo al baño a hacer sus necesidades, lo visto, le doy su comida, lo acuesto. Hago todo, estoy todo el día con él. Sólo salgo cuando tengo que comprar algo o cobrar mi pensión y una vecina me ayuda a cuidarlo. Pero me da miedo y me vengo de inmediato a la casa, para ver a mi hijo, para estar con él. Vivo pensando en mi hijo”, señala Lucinda, quien asegura que el amor de madre ha podido superar cualquier sacrificio en su vida.

Viven solo de la pensión de discapacidad de Felipe y de la de vejez de Lucinda ($208 mil pesos sumados entre ambas), quien no ha podido trabajar debido al grado de dependencia que tiene su hijo producto de su condición. Una hermana de ella les cedió una casa en Miraflores Alto, Viña del Mar, donde han pasado toda su vida. Los recursos apenas alcanzan para la compra de pañales, comida, ropa y la gran cantidad de medicamentos que debe tomar él por su condición.

Pero todo esto cambiará, gracias a una pensión de gracia que le entregó la Gobernación Provincial de Valparaíso. Se trata de una ayuda económica permanente, de $261.249 cada mes, que se entregan a casos de extrema vulnerabilidad social, cuyos méritos son revisados por una Comisión Especial del Ministerio del Interior. Recursos que permitirán solventar de mejor manera las necesidades de esta esforzada y dedicada madre y de su hijo.

Al respecto, la Gobernadora Provincial, María de los Ángeles de la Paz, señaló que “le hemos traído una muy buena noticia a Lucinda, a quien le hemos traído una pensión de gracia para celebrar con ella el Día de la Madre. Es una tremenda ayuda, una suma que se entrega en forma permanente, que es otorgada por el Gobierno en casos muy particulares, como el de Felipe. Lo que queremos resaltar acá es la vocación, la dedicación y por sobre todo el esfuerzo que hace Lucinda cuidando a su Felipe”.

Noticia que fue muy bien recibida por Lucinda, quien emocionada señaló que “nadie tiene la paciencia que tiene una madre. Ojalá Dios me dé muchos años para cuidar a mi hijo”.

Además, la autoridad provincial se comprometió a gestionar con servicios públicos o privados otras ayudas que necesita esta familia, como la reparación del techo de la casa, la recuperación dental de Felipe, la compra de una silla de ruedas, entre otras. “Es un caso social que tiene un montón de dificultades, por lo que necesita una cadena de aportes. Destacamos en ella el empuje, la fuerza y por sobre todo, la constancia que ha tenido esta madre, que es un ejemplo para todas las mujeres y hombres y para quienes cuidan a este tipo de niños que tienen algún grado alto de discapacidad”, concluyó María de los Ángeles de la Paz.